Jöel Dicker
Ed. Alfaguara
Novela entretenida, de fácil
lectura que se empieza con muchas ganas, pero que poco a poco va haciéndose un
poco tediosa. Incluso parece que le sobraran
unas cuantas páginas. El autor le quiere dar tantas vueltas a la historia
que resulta poco creíble.
Lo que más nos ha gustado han
sido las pequeñas introducciones que hay al principio de cada capítulo, sobre
cómo se debe escribir una novela. La propia novela constituye en sí misma la
creación de un relato a partir de los hechos que se van descubriendo poco a
poco.
También nos ha gustado bastante
el uso que hace de la música en casa de Nola. Su descripción transmite
exactamente la sensación que quiere el autor, el agobio, el alejarse de la
realidad, el no querer saber lo que hay fuera.
Refleja a la perfección la idea
de que un escritor puede vivir toda su
vida de las rentas de un solo libro. Ese es el caso de Harry Quebert. Se
relatan muy bien situaciones que viven en sus propias carnes todos los
escritores: el síndrome de la página en blanco, que es el comienzo del libro,
la obligación por parte del escritor de hacer un nuevo libro, sea como sea, por
imposición de la editorial.
Los personajes son superficiales,
especialmente el personaje de Nola. Hace aguas por todas partes. El desarrollo
que hace de su personaje no es lógico, como tampoco lo son los diálogos que hay
entre ella y Harry, son casi surrealistas.
El autor nos engaña en todos los
personajes, ninguno es lo que quieren hacernos creer. Son parte de una sociedad
hipócrita muy americana, que presenta su carita buena de puertas afuera, pero
que, en realidad, son otra cosa. Son personajes anodinos, sin amigos, sin
relaciones entre sí.
La trama podría ser buena y de
hecho es la que hace que se siga leyendo el libro, pero la enreda tanto que
hace que se pierda el interés. Resulta totalmente increíble. Hay tantos sospechosos
del asesinato que cuando se descubre a los verdaderos asesinos, parece que de
nuevo va a ser mentira. Todo parece circunstancial.
De todas formas puede resultar
una agradable lectura de verano, sin mayores pretensiones.
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