Nell Leyshon
Ed. Narrativa Sexto Piso
Madrid, 2013
“este es mi libro y
estoy escribiéndolo con mi propia mano”
Así comienza “Del color de la
leche”. Una frase que es toda una declaración de intenciones por parte de la
autora y protagonista. A lo largo del
libro nos lo repite varias veces. Es importante para ella que sepamos que, por
fin, es dueña de algo, de su libro, que lo escribe ella y que cuenta su
historia.
Es un libro escrito para ti, lector
y así te lo hace sentir. Quiere que tú como lector seas parte importante de su
trayecto, de su devenir en la historia.
“quiero contarte lo
que ha pasado ... y de todas formas tu querrás que empiece por donde se debe
empezar” pág. 15
La historia te engancha desde el
principio, te hace sentir protagonista y no puedes dejar de leer. Poco a poco
te das cuenta de que lo importante no es lo que cuenta en sí mismo, sino como
lo cuenta. Es la historia de un aprendizaje. Un proceso que no puede terminar
más que de una manera: aprender a leer y escribir.
Se nos hace partícipes de ese
aprendizaje. Cuando comienza la novela no sabemos muy bien qué es lo que nos
vamos a encontrar. Poco a poco va tomando sentido esa manera de escribir tan peculiar, sin mayúsculas.
Te hace sentir extraño, es como si estuviera mal escrito o mal traducido. Las ideas simples,
las frases cortas, pero escritas como si se escaparan de nuestro pensamiento
nos dan la primera pista: estamos asistiendo a los primeros pasos de nuestra protagonista
en el mundo de la escritura. Al principio su pensamiento es más rápido que su
mano. Escribe atropelladamente, para que no se le olvide nada, te falta el
aliento al leerlo
“me acuerdo de donde
estaba aquel día porque estaba soltando a las gallinas porque habían estado
encerradas toda la mañana para que pudieran sus huevos y ahora había que soltarlas…”
pág. 17
No hay puntos, ni comas. Es
un torrente de ideas que se plasman en
el papel. A medida que va aprendiendo a leer y a escribir, es más fácil ver la
relación entre el pensamiento y el lenguaje. Todo se hace más fluido. Es todo
un aprendizaje que al final le hará libre. Pues de eso se trata, de conseguir
la libertad
“y ahora ya he terminado y no tengo nada más que contarte.
“y entonces ya seré libre” pág. 174
Mary, la protagonista, es una
muchacha de quince años, alegre, optimista, lista, inquieta, fiel, con una
visión muy clara de la realidad y que tiene una forma deslenguada de expresarse
“le enseñe las manos,
tengo unas arrugas de la hostia” pág. 33
Es directa y no se calla ante
nada ni ante nadie, lo cual puede no parecer muy adecuado para una muchacha de
1830 y menos para una granjera pobre
“pero a mí no me
importa ninguno de ustedes” pág. 66
encerrada en una sociedad que la aprisiona.
No tiene opciones, pero no se queja, acepta su destino sin rencores. Ella sabe
qué es lo que es y cómo es y no piensa cambiar.
El resto de los personajes está
formado por su familia. Su padre, un hombre amargado por no haber tenido hijos y que hace trabajar a sus hijas desde el
amanecer. Capaz de “vender” a su hija por un poco de dinero
“padre dice que le
gustaría que hubiera uno… le hemos tocado nosotras… y ninguna de nosotras puede
trabajar tanto como un hombre” pág. 69
Su madre, ausente, triste,
incapaz de una simple caricia o palabra de cariño hacia sus hijas. Sus
hermanas, que la consideran inferior simplemente por tener un defecto en la
pierna, pero encerradas en el mismo mundo que Mary aunque sin las ansias de libertad
que ella tiene.
Por otro lado, la familia del
párroco. Una mujer enferma, triste, que descubre un rayito de sol en su vida
con la llegada de Mary. Ralph, el hijo, mimado, consentido. Edna, la criada,
una mujer que ha pasa la vida esperando a un marido y a unos hijos que no
llegan, para los que guarda incluso una mortaja. Toda su vida tiene sentido
sólo y exclusivamente porque sirve al párroco. Cuando este la despide, todo
queda destruido para ella.
Y por último El señor Graham, el
párroco, un egoísta que se aprovecha de todo lo que tiene a su alrededor, pero
que se convierte en el motor que desencadena el proceso de aprendizaje de Mary.
Él es quién la enseña a leer, pero se aprovecha de su poder y del deseo de Mary
por aprender. Ella está dispuesta a aguantar todo lo que sea hasta que ya lo
sabe todo y en ese momento será libre. Ella lo sabe y él, a su manera, también.
“ya sé leer y escribir todo los que necesito, señor.
todavía te queda mucho por aprender.
pero ya sé lo suficiente para lo que quiero hacer” pág. 160
Ha sido un auténtico placer leerla. Nos ha gustado muchísimo. Está
escrita con una gran sensibilidad y consigue hacer de la protagonista una
auténtica heroína.
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